Aunque los negocios sean sistemas, estrategias y automatizaciones, no debemos olvidarnos de la humanidad que los hace posibles.

Vender es otra forma de cambiar el mundo mientras disfrutas del proceso al que llamamos vida. Porque sí, también te mereces disfrutar de esta experiencia.

Por eso, poner tus habilidades, conocimientos y experiencia de vida al servicio de la humanidad, a través de tu proyecto, es precisamente tu misión de vida.

Nuestra existencia se basa en la retroalimentación, de lo contrario no existiríamos. Todo debe ser compartido, de una forma u otra, porque eso es lo que nos permite evolucionar, en este caso, como seres humanos.

Siempre ha sido así, y siempre lo será hasta que trascendamos la materia y la dualidad y pasemos a otra dimensión. Entonces compartimos de otra forma no tangible, no material.

Si nos llevamos el mundo del marketing y las ventas (que probablemente incluso te chirríen estas palabras) al mundo completamente terrenal, al ego, al soy, nos encontramos precisamente con lo que has sentido al leerlas, o directamente en lo que hay ahora mismo en el mercado: Saturación, promesas vacías, expertos en todo y nada, obsesión, ruido…

Entiendo que si ponemos mente en medio, todo esto genere algún tipo de rechazo.

Rechazo al mostrarte y compartir tu mensaje ante los demás por miedo a formar parte de ese caos.

Rechazo por establecer una tarifa económica a lo que tienes por ofrecer y recibir dinero por ello. Rechazo por, y vamos a llamarlo por su nombre, tener un negocio.

Y al final, te conviertes en un hermano de la caridad, que no llega a fin de mes, y que aún así comparte toda su energía con los demás, pero no consigo mismo, a cambio de su propio sufrimiento.

Y eso, no es coherencia. Por mucha consciencia que tengas o por muy buen terapeuta/acompañante que puedas llegar a ser.

Estás en la materia, la materia es completamente espiritual. Cualquier cosa que exista lo es.

Aceptar la materia, es aceptar la espiritualidad. Aceptar la materia, es aceptarte a ti. Aceptar la materia es aceptar la propia existencia.

Así que creer lo contrario, no es ser “más espiritual” o “más conscientes”. Tener miedo a cobrar por tus servicios, o a compartir tu mensaje con el mundo, no es estar en el camino espiritual, es estar en el camino de la hipocresía.

Por lo tanto, ¿qué pasaría si ahora mismo predominara un mercado consciente? ¿Una forma de comunicar, o mejor dicho, de hacer marketing y vender, que fuera mucho más consciente? ¿Mucho más humana, mucho más… coherente?

Otro gallo cantaría, ¿verdad? Entonces, ¿y si empezamos a crearlo? ¿Y si aprovechamos esta era de cambio, para empezar a trasformar tu propia realidad y empezar a crear un entorno completamente diferente donde las personas puedan conectar y confiar en las personas adecuadas?

Pues este es el objetivo de omega agency, ayudarte a desbloquear tu poder interior para que puedas comunicar tu mensaje desde tu propia verdad, compartir tu misión con el mundo, impactar en la vida de las personas y construir una nueva realidad entorno al mundo de la visibilidad y el intercambio de energías, o en otras palabras, del marketing y las ventas.

Porque al final, vender, es otra forma de cambiar el mundo.